SIN COMPARTIR NO HAY COMUNIDAD
INSTITUCIÓN EDUCATIVA MUNICIPAL CIUDAD DE PASTO
ÁREA DE FILOSOFÍA Y TEOLOGÍA
GRADOS OCTAVOS
SIN
COMPARTIR NO HAY COMUNIDAD
Todos hacemos parte de la vida de todos. Desde que
nacemos estamos ligados a los demás y así, por la vida, hasta la muerte.
Basta mirar la vida cotidiana y nos encontramos
“amarrados” a los demás en todo nuestro existir. Por ejemplo, ¿podría existir
la comida sin toda esa cadena de personas, desde el agricultor hasta el
vendedor de la tienda o supermercado que la hacen posible? Seguro que no.
Entonces podemos decir que todos ellos hacen parte de nuestra vida.
VIVIR SOLOS, UN IMPOSIBLE. Pretender aislarse, suponer
que es posible existir sin los otros, es un absurdo. EL SER HUMANO, POR
NATURALEZA ESTA HECHO PARA VIVIR EN COMUNIDAD.
Si ahondamos un poco en las razones profundas que hacen
del ser humano alguien comunitario, encontramos:
PRIMERO, que toda persona tiene necesidad de pertenencia.
SEGUNDO, nadie puede satisfacer su necesidad de vida en
soledad.
TERCERO, necesitamos asegurarnos de que la forma como
vemos la vida es la correcta.
PREGUNTÉMONOS:
¿Qué ideas creemos que debemos compartir los colombianos
para traer la paz y el progreso y tener una Colombia amable, alegre y
emprendedora, con un futuro más alentador, donde los niños(as), jóvenes y
ancianos puedan desarrollar plenamente sus potencialidades, realizar sus sueños
y fantasías, caminar tranquilamente por las calles; que los hombres y las
mujeres tengan una vida digna; que a la infancia se le reconozcan sus derechos;
que a los campesinos se les de estímulos financieros y tecnológicos para
trabajar mejor la tierra, que a los indígenas se les respete los resguardos y
tradiciones?
SIN COMPARTIR NO HAY COMUNIDAD
Hay una condición básica para construir comunidad:
COMPARTIR. Dar de lo mío para que otros logren realizarse. COMPARTIR es
“participar-con”; hacer parte de… a los otros. Se produce el compartir cuando
hacemos a los otros participes de cosas físicas, tales como comida, ropa, techo
u otros bienes materiales, pero también cuando participamos de aspectos humanos
e íntimos de nuestro ser: ideas, sentimientos, valores, conocimientos,
tristezas, alegrías: en fin todo aquello que nos permite ser nosotros mismos.
Compartir tiene diferentes niveles:
Compartir en el nivel secundario: se da cuando sólo
participamos de cosas materiales y aspectos no esenciales a mí.
En el nivel primario periférico de la personalidad: se
refiere al hecho de compartir cosas que son mías, pero que no me definen
esencialmente.
En el nivel primario central de la personalidad: cuando
se da un compartir algo fundamental en mi vida, como mis valores, mis
actitudes, mis experiencias.
¿PERO COMO ES LA REALIDAD QUE OBSERVAMOS?
Sin embargo, en la vida diaria encontramos múltiples
manifestaciones de negación de la vida comunitaria: el egoísmo, las riñas y
disgustos familiares, el abandono y menosprecio de otros como son los ancianos
o los gamines; asesinatos y violaciones de los derechos humanos esenciales del
ser humano.
Es preciso detenernos un momento en esta lectura y
pensar: ¿QUÉ CONSECUENCIAS TRAE EL NO RECONOCER QUE VIVIMOS Y SOMOS EN
COMUNIDAD?
Es imposible satisfacer la más mínima necesidad sin los
otros; no vivir en comunidad es la destrucción. Pero advirtamos dos
consecuencias que provoca la negación de la comunidad: la primera es que ésta
conlleva la del individuo; la segunda, la generación de la violencia como forma
de relación.
EL SER HUMANO NO PUEDE VIVIR SINO EN COMUNIDAD
DE SERES
HUMANOS
Hoy, muchos de nosotros hemos descubierto algo nuevo y
otros lo hemos recordado: no podemos vivir solos. El autor del Génesis nos
cuenta ese hallazgo por parte del hombre, y lo pone en boca de Dios como un
deseo: “NO ES BUENO QUE EL HOMBRE ESTÉ SOLO”. Aún más; nos relata la sensación
de soledad del hombre en medio de los animales, sin posibilidad de comunicarse
y apoyarse para construir familia, sociedad. Es la soledad de no poder
compartir. Por eso utiliza el símbolo de la alegría cuando reconoce que el otro
es alguien que tiene la misma carne. El hombre manifiesta estas palabras cuando
ve a la mujer como compañera: “ÉSTA SI ES CARNE DE MI CARNE Y HUESOS DE MIS
HUESOS”, pues reconoce en la mujer su igualdad, sus derechos, deberes,
sentimientos, en esencia sus complementos como ser humano.
Dios nos invita en este texto a que nos RECONOZCAMOS como
seres necesitados de los demás. El simbolismo que entraña la creación de la
mujer a partir de las costillas del hombre, es una invitación a considerarnos
en igualdad de condiciones.
Nos hace también un llamado a renunciar al egoísmo, que
es la fuente de toda soledad.
El CONVIVIR con
los demás debe implicar la superación de mis defectos y ayudarme a forjar un
espíritu creciente de aceptación hacia todos mis semejantes.
ACTIVIDAD
1. Leo, subrayo o resalto las ideas más importantes de
cada párrafo del texto.
2. Pienso y escribo un listado de tres actitudes de como
quisiera ser como hermano, hijo, amigo, compañero y como estudiante.
3. Describe brevemente dos situaciones en las que has
observado que las personas comparten con los demás.
4. Menciona las actitudes personales o de los demás que
impiden la vida en comunidad.
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